Ya en la primera mitad del siglo XIX Moritz Grossmann desarrolló y patentó nuevos avances en el ámbito relojero.
Desde 2008, el renacer de la marca ha llegado impulsado por una nueva manufactura, preservando los hábitos más tradicionales y los estándares más exigentes de la relojería alemana.
Su limitadísima producción es el fiel reflejo de su filosofía.