Francois Paul Journe es de los pocos maestros relojeros independientes. Puede presumir que cada reloj está ensamblado por un único relojero, para controlar mejor el proceso de fabricación.
Su producción, íntegramente manufacturada en su atelier, es limitadísima, así como su colección, debido a las altas exigencias que requiere tanto el acabado de la maquinaria como el de la caja de cada reloj.